viernes, 20 de mayo de 2016

“LA IGLESIA CATÓLICA A DEBATE”



Es acaso la Iglesia Católica una fuerza para el bien en el mundo. Antes de responder una pregunta tan compleja y tan comprometedora, sería necesario sutilizar un poco acerca de qué consideramos como bien para el mundo. ¿Acaso nos referimos al progreso y desarrollo de las naciones?. El bien en el mundo acaso responde a intereses del ser humano como individuo o como colectivo, debemos acaso soslayar que el progreso y desarrollo es a veces tan paradójico, que nos lleva ineludiblemente al deterioro del planeta solo por el egoísta interés de nuestra calidad de vida.
Una discusión que genere suficiente calor, no necesariamente es porque exista mucha luz en los conceptos emitidos. Todo depende en que esta última incida de manera perpendicular de forma abundante, no de forma timorata y oblicua.
Es importante deslindar que la iglesia católica como muchos piensan, no solo es una Institución, es toda una grandísima comunidad de personas creyentes en todo el orbe, congregados bajo los principios que rigen el catolicismo, y dejemos claro con Cristo como guía.
Recordemos entonces que no está el catolicismo solo en el mundo, que existen muchas religiones, unas bajo la fe en un Cristo redentor y un Dios único y Todopoderoso creador del Universo, otras creyentes en otros dioses, monoteístas, politeístas e incluso un porcentaje significativo de población en el mundo que es no creyente o sencillamente población atea.
De allí que cuando se habla de la Iglesia Católica como una fuerza para el bien en el mundo, se debe observar con qué armonía, con qué intensidad es la relación y convivencia con ese otro lado de la moneda, y la historia nos ofrece como indicadores, válidos referentes como el  caso de la participación en el poder por si mismo, llámese político, económico, social, cultural, ciudadano, moral, y sin olvidar que hasta incursiones hubo en el militar… sin olvidar así mismo que el poder es implícito y biunívoco a la autoridad.
¿Cabe preguntarse, qué tipo de poder y autoridad detenta la iglesia católica para que le consideremos una fuerza?
Luego, en el debate es importante la honestidad, cuando hablamos de Iglesia Católica como una fuerza para bien del mundo, no hay que jugar a ardides con eufemismos, es a los líderes que manejan para bien o para mal a quienes debemos observar e incluso evaluar.
Me voy a permitir extrapolar la diferencia entre líderes y masas con una corta historia que permitirá deslindar esto, en tanto que líderes y masa no son lo mismo, ni toman en todo momento sabias decisiones… Es el caso de las doce tribus que en busca de la tierra prometida envían cada una a sus expedicionarios o espías a explorar cuando se encontraban en las inmediaciones a las tierras de Canaán. Cuando regresan 10 de los doce les narran a los jefes que las tierras estaban muy bien fortificadas, con suficientes armas y hombres de gran tamaño y corpulencia, verdaderos gigantes que aniquilarían al ejército hebreo., y que sería una locura emprender la empresa de conquistarla, a lo que salen al paso Josué (el sucesor de Moisés) y Caleb para dar la misma versión pero con otra óptica o punto de vista, afirmando que esa era en efecto la tierra prometida que manaba leche y miel, y que Dios estaría con ellos al momento de acometer la empresa de conquistarla, el resto de la historia es harto conocida. (Números 14:6-8) Fue la opinión de dos y no de la mayoría la que se impuso. Ambos sobrevivieron la larga travesía por el desierto y pudieron entrar en
Canaán, como premio por su fe en Dios.
Esta historia bíblica es importante tomarla como referencia cuando hablamos de porcentajes, actualmente de habla de 1 mil doscientos millones de católicos en todo el mundo con relación a 6 mil 600 millones del total de población que más que pueblo elegido por Dios, puede significar una fuerza muy valiosa y bondadosa para el futuro del mundo.
Que sus líderes y jerarquía eclesiástica hayan cometido grandes errores históricos, no significa que se deben quemar todas las banderas que se enarbolan por la justicia social y por la paz, por un mundo más armonioso y lleno de amor. Tal vez sea una reedición de otros diez nuevos espías los que estén a la cabeza de la iglesia y no un Josué, ni un Caleb.
El mismo Juan Pablo II en un gesto de profunda humildad, no tuvo problema alguno en admitir como cabeza visible del Vaticano, los errores históricos, verbigracia: las Cruzadas, la Inquisición, injusticias hacia la mujer, la conquista y conversión forzada de pueblos indígenas, especialmente en Sudamérica, la persecución del pueblo judío (complicidad con el Holocausto, mediante alianzas políticas y diplomáticas con el fascismo), y la anatema a todos los cristianos ortodoxos de Oriente o a los protestantes de Occidentes por incrédulos, herejes y gente por fuera de la salud del catolicismo romanista) que personeros que decían ser católicos, y trabajar en nombre de la Iglesia católica cometieron.
Como colofón dejo como reflexión: Que no se pierda la esperanza, que no se tergiverse la verdad del mensaje de Cristo con acciones disfrazadas que a fin de cuentas resultan un fraude y un engaño a mujeres y hombres de buena voluntad que representan esa inconmensurable fuerza de bien de la Iglesia Católica. Esa fuerza responde a un carácter espiritual y no al egoísta materialismo como el que mostró por siglos como autoridad el VATICANO.
Hermes Varillas Labrador
Educador jubilado y comunicador social

@tonypotosino