domingo, 26 de abril de 2015

“Una nueva siembra” – Hermes Varillas Labrador



Con la intención de atrapar la curiosidad del lector ofrezco a sus mercedes estas humildes letras, a manera de reflexión contestataria de mucha vigencia social.
Tanto avance en tecnología y ciencia que a veces cabe adicionar a tantas preguntas harto difíciles de contestar... ¿qué éramos en el principio de los tiempos y cómo llegamos a tal grado de enjambre social?
Y no por ello dejo de reflexionar... ¿Sal de la tierra, temblor de huracanes, soledad de la niebla, o paradójica lumbre del fuego eterno de las galaxias? Sobrevivimos de nosotros mismos como suerte de peligrosos enemigos en un espacio irreal del que nos consideramos esclavos y amos, o de pronto, clandestinos exiliados de la heredad universal con el asombro de un progreso que peligrosamente nos puede llevar de retorno al punto inicial...
Como bien lo expresó Albert Einstein a manera de sentencia lapidaria: "No sé como será la tercera guerra mundial, sólo sé que la cuarta será con piedras y lanzas".
Y en el afán de lograr llegar a una meta incierta el humano pensamiento no se cansa de destruir, de exterminar, de desertificar, de depredar… ¿Hasta qué punto tanta demencia por sobrevivir entre tanta injusticia social?,… somos sordos ante tanta queja de más de media humanidad que vive en pobreza extrema como muestra de la ausencia de conmiseración y hasta de exceso de doble moral.
Lo ratificó Hugo Covaro en una aleccionadora frase: "Cuando muera el último árbol, el hombre desmemoriado y solo se mirará las manos y llorará en silencio. Tal vez entonces un Noé cósmico en su arca luminosa, se lo lleve para intentar una nueva siembra más allá de las estrellas.”

“Una nueva siembra más allá de nuestro Solar sistema”
-          Hermes Varillas Labrador

Qué inconsciente es la especie humana
dado el tamaño limitado del planeta Tierra
sin embargo los fabricantes de guerras
por ambición a otro orbe mueren de ganas.

Y  por ello sueñan que en un nuevo mañana
pues a la idea voraz y conquistadora se aferran
agarrar maletas y fortuna y en pos se destierran
para habitar un nuevo edén con edad temprana.

Digno para una reflexión pues las mentes insanas
no cesan de viles sueños y proyectos que aterran
cuando muera el último árbol  de la faz de la Tierra
morirán con él, la enferma codicia y aspiraciones vanas.

Y tal vez el hombre desquiciado en desérticas sabanas
en solitario se mirará las manos y llorará sus penas
y un nuevo Noé lo lleve para intentar una nueva siembra
en su arca luminosa por allá en feraces galaxias lejanas.