Sostenía por la red hace pocas horas un
diálogo con una educadora de México “lindo y querido” y salió a colación el
tema de una definición acerca de lo que es la educación.
Me atreví a hacer algunas consideraciones en
tanto que la educación no se debe encasillar en una rigurosa definición.
Preguntaba la amiga mexicana Jana Avilés: Para usted ¿qué es en sí la Educación? ( me
siento afortunada de preguntárselo a alguien tan experto).
Lo de experto tal vez por mi condición de
jubilado…. Y lo expreso sin ningún tipo de falsas modestias: Trabajar con casi
todos los niveles, a excepción del preescolar me ha dado muchas fortalezas para
conocer, comprender, analizar, sintetizar y finalmente evaluar a ciencia cierta
lo que es educar.
Señalaba más adelante mi interlocutora: Porque
aquí en México, se lleva a cabo el concepto de que los padres educan y los maestros
sólo enseñan, pero yo creo que en sí TODOS somos o debemos ser formadores de
valores.
Mi exposición finalizó con una muy particular
visión de lo que considero es educación, una palabra muy compleja pero muy
hermosa.
Un buen padre debe ser educador nato para con
sus hijos, es la génesis de una buena formación. E indudablemente en la escuela
se puede continuar con ese legado iniciado en el hogar.
Educar no es solamente enseñar, enseñar es
tal vez facilitar un conocimiento contextual y que tiene que ver con lo teórico
y lo procedimental, pero si a esa enseñanza le adicionamos el aspecto afectivo,
y todo lo relacionado a lo actitudinal se convertirá en un maravilloso acto de
educar con amor y con generosidad.
Les obsequio como colofón con una de mis más
elocuentes frases relacionadas con el tema:
“El buen maestro no considera a sus
discípulos como recipientes donde hay que depositar conocimientos, más
exactamente son pequeñas luces que hay que avivar de la manera más adecuada
para que brillen en todo su esplendor”
-Hermes Varillas Labrador
Educador y comunicador social