Es acaso la Iglesia Católica una
fuerza para el bien en el mundo. Antes de responder una pregunta tan compleja y
tan comprometedora, sería necesario sutilizar un poco acerca de qué
consideramos como bien para el mundo. ¿Acaso nos referimos al progreso y
desarrollo de las naciones?. El bien en el mundo acaso responde a intereses del
ser humano como individuo o como colectivo, debemos acaso soslayar que el
progreso y desarrollo es a veces tan paradójico, que nos lleva ineludiblemente
al deterioro del planeta solo por el egoísta interés de nuestra calidad de
vida.
Una discusión que genere
suficiente calor, no necesariamente es porque exista mucha luz en los conceptos
emitidos. Todo depende en que esta última incida de manera perpendicular de
forma abundante, no de forma timorata y oblicua.
Es importante deslindar que la
iglesia católica como muchos piensan, no solo es una Institución, es toda una
grandísima comunidad de personas creyentes en todo el orbe, congregados bajo
los principios que rigen el catolicismo, y dejemos claro con Cristo como guía.
Recordemos entonces que no está el
catolicismo solo en el mundo, que existen muchas religiones, unas bajo la fe en
un Cristo redentor y un Dios único y Todopoderoso creador del Universo, otras
creyentes en otros dioses, monoteístas, politeístas e incluso un porcentaje
significativo de población en el mundo que es no creyente o sencillamente
población atea.
De allí que cuando se habla de la
Iglesia Católica como una fuerza para el bien en el mundo, se debe observar con
qué armonía, con qué intensidad es la relación y convivencia con ese otro lado
de la moneda, y la historia nos ofrece como indicadores, válidos referentes
como el caso de la participación en el
poder por si mismo, llámese político, económico, social, cultural, ciudadano,
moral, y sin olvidar que hasta incursiones hubo en el militar… sin olvidar así
mismo que el poder es implícito y biunívoco a la autoridad.
¿Cabe preguntarse, qué tipo de
poder y autoridad detenta la iglesia católica para que le consideremos una
fuerza?
Luego, en el debate es importante
la honestidad, cuando hablamos de Iglesia Católica como una fuerza para bien
del mundo, no hay que jugar a ardides con eufemismos, es a los líderes que
manejan para bien o para mal a quienes debemos observar e incluso evaluar.
Me voy a permitir extrapolar la
diferencia entre líderes y masas con una corta historia que permitirá deslindar
esto, en tanto que líderes y masa no son lo mismo, ni toman en todo momento
sabias decisiones… Es el caso de las doce tribus que en busca de la tierra
prometida envían cada una a sus expedicionarios o espías a explorar cuando se
encontraban en las inmediaciones a las tierras de Canaán. Cuando regresan 10 de
los doce les narran a los jefes que las tierras estaban muy bien fortificadas,
con suficientes armas y hombres de gran tamaño y corpulencia, verdaderos
gigantes que aniquilarían al ejército hebreo., y que sería una locura emprender
la empresa de conquistarla, a lo que salen al paso Josué (el sucesor de Moisés)
y Caleb para dar la misma versión pero con otra óptica o punto de vista,
afirmando que esa era en efecto la tierra prometida que manaba leche y miel, y
que Dios estaría con ellos al momento de acometer la empresa de conquistarla,
el resto de la historia es harto conocida. (Números 14:6-8) Fue la opinión de
dos y no de la mayoría la que se impuso. Ambos sobrevivieron la larga travesía
por el desierto y pudieron entrar en
Esta historia bíblica es
importante tomarla como referencia cuando hablamos de porcentajes, actualmente
de habla de 1 mil doscientos millones de católicos en todo el mundo con
relación a 6 mil 600 millones del total de población que más que pueblo elegido
por Dios, puede significar una fuerza muy valiosa y bondadosa para el futuro
del mundo.
Que sus líderes y jerarquía
eclesiástica hayan cometido grandes errores históricos, no significa que se
deben quemar todas las banderas que se enarbolan por la justicia social y por
la paz, por un mundo más armonioso y lleno de amor. Tal vez sea una reedición
de otros diez nuevos espías los que estén a la cabeza de la iglesia y no un Josué,
ni un Caleb.
El mismo Juan Pablo II en un
gesto de profunda humildad, no tuvo problema alguno en admitir como cabeza
visible del Vaticano, los errores históricos, verbigracia: las Cruzadas, la
Inquisición, injusticias hacia la mujer, la conquista y conversión forzada de
pueblos indígenas, especialmente en Sudamérica, la persecución del pueblo judío
(complicidad con el Holocausto, mediante alianzas políticas y diplomáticas con
el fascismo), y la anatema a todos los cristianos ortodoxos de Oriente o a los
protestantes de Occidentes por incrédulos, herejes y gente por fuera de la
salud del catolicismo romanista) que personeros que decían ser católicos, y
trabajar en nombre de la Iglesia católica cometieron.
Como colofón dejo como reflexión:
Que no se pierda la esperanza, que no se tergiverse la verdad del mensaje de
Cristo con acciones disfrazadas que a fin de cuentas resultan un fraude y un
engaño a mujeres y hombres de buena voluntad que representan esa inconmensurable
fuerza de bien de la Iglesia Católica. Esa fuerza responde a un carácter espiritual
y no al egoísta materialismo como el que mostró por siglos como autoridad el
VATICANO.
Hermes
Varillas Labrador
Educador
jubilado y comunicador social
@tonypotosino